Vivo en Madrid. Hace cinco años que estoy fuera del Ecuador. Cada vez que regreso a Quito, lo primero que hago es reencontrarme con mi papá, con mi familia y mis amigos. Busco ese sentido de pertenencia, la certeza de que tengo un lugar al cual volver.
Quito tiene sus rincones, sus lugares especiales y siempre hay esos imprescindibles para mí al regresar. En mi último viaje, mi papá me dijo: “Vamos a almorzar en algún sitio de comida típica; luego me acompañas a la farmacia, y además quiero buscar un libro para leer”. En un abrir y cerrar de ojos, volví a la rutina de mi antigua vida. Quito se ha transformado en una gran ciudad, cada vez hay más opciones para visitar, pero como de costumbre fuimos a Mall El Jardín.
Todos en familia compartimos un momento precioso, lleno de paz y tranquilidad. Porque eso es lo que buscamos: seguridad y comodidad. Encontramos lo que mi papá necesitaba en la farmacia y luego dimos un paseo por los libros.
Mall El Jardín ha sido parte de mi vida durante los últimos 30 años. Los seres humanos somos de costumbres, y la mayoría de ellas están ligadas a las emociones y los recuerdos.
Por contar una anécdota: hace muchos años, cuando los Oquendo nos quedamos sin la presencia de Aída -mi mamá y esposa de mi padre-, durante los primeros meses no teníamos un rumbo claro. La rutina del hogar se detuvo; nadie sabía cocinar, ni qué comprar en el supermercado. El pilar fundamental de la familia se había ido.
En esos días, recuerdo que mi papá, mis tres hermanos y yo solíamos ir los fines de semana al patio de comidas de Mall El Jardín. Cada uno elegía lo que quería comer, y juntos intentábamos adaptarnos a nuestra nueva realidad. Más tarde, con lista en mano, íbamos al supermercado a comprar lo necesario para las comidas diarias. Por los pasillos del Supermaxi, mi padre se encontraba con personas cariñosas que sabían lo que estábamos pasando, y siempre había alguien dispuesto a ofrecerle algún consejo sobre cómo conciliar el trabajo con un hijo joven y tres adolescentes.
A veces puede parecer que un centro comercial lleno de tiendas y locales es un lugar frío o impersonal, pero nada más lejos de la verdad. Mall El Jardín está lleno de gente amable y comprometida, que acoge a sus clientes con calidez y respeto.
Son 30 años de vivencias compartidas, de un lugar especial que ha evolucionado con el tiempo y que no solo ofrece servicios, sino que también asume con su público un compromiso social, además de innovación y sostenibilidad.
Mall El Jardín cumple 30 años, y siento un profundo orgullo por el trabajo de cada uno de sus colaboradores. Son parte esencial del engranaje que impulsa el crecimiento de nuestro país.
Si cada uno de sus clientes contara su anécdota personal, estoy segura de que juntos podríamos narrar la historia de nuestra ciudad.

Michelle Oquendo Sánchez
Es una periodista ecuatoriana con más de 20 años de experiencia en medios de comunicación. Ha trabajado en radio, televisión y prensa escrita. Actualmente produce y conduce el espacio digital “Verdades», donde comparte historias de vida inspiradoras y entrevistas en profundidad a personajes públicos de España y Ecuador. También ha colaborado en podcasts que conectan a América Latina y Europa.